una frase para
el café:
Si
dejáramos volar nuestra imaginación como dejamos volar el verbo, habríamos
descubierto mundos nuevos. Si no, al menos hubiéramos
mentido
menos.
unos versos:
Por
una vez,
consentí
mirarme el ombligo.
Todo
el mundo se lo miraba
y
quedaba muy complacido.
Quise
yo curiosear ese gatero.
En la
entrada, vi tan sólo
pelusas
recién tejidas.
Llevé
los ojos ombligo adentro,
hasta
la hondura,
y
constaté que también allí
sólo
pelusas había.
Qué
vicio tan humano humillarse
ante
el color sucio y el color negro.
Qué
desperdicio de tiempo.
Qué desperdicio de
agujero.
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